El petro y los de siempre

Nelson J. Villavicencio.- Desde ya el petro ha sido un acierto. En cualquier conversación del país sale a mención el tema, para bien o mal, pero aparece. Mucho elucubran.

Tengo la impresión de que buena parte confía con reservas -que serán naturalmente aclaradas con el paso del tiempo- en el petro como un mecanismo para superar las distorsiones actuales de la economía nacional. Las esperanzas están cifradas sobre ésta iniciativa.

Pero como no se trata de cualquier cosa, los diseñadores e implementadores de ésta política deben anticiparse a mandamientos dogmáticos a los cuales serán sometidos.

Algunos de ellos: El petro como destructor de las reservas internacionales; El petro como promotor de la fuga de capitales; El petro como acentuador de las desigualdades.

Sobre el primero, y aquí especulo pero es algo elementalmente racional, no creo que el Estado Venezolano vaya a colocar un centavo de dólar de sus reservas internacionales para el canje de ésta moneda. Están respaldas sí, pero eso no significa que en la primera emisión se desembolse liquidez desde nuestras reservas. Aspiramos que una buena parte de la venta de éste se coloque en el ciclo bolívar-petro-dólar. Sobre este particular lo sabrán sus decisores, la sinceridad de la tasa que se estime será lo determinante para la absorción de los bolívares. Una operación aritmética con un poco de racionalidad basta para éste ejercicio. Es la oportunidad dorada para sincerar la economía, recoger bolívares sin colocar un dólar de nuestras exiguas reservas, sin pedir prestado a ninguna multilateral y potenciar la economía nacional. Cuatros pájaros de un sólo tiro.

Sobre el segundo riesgo, en lugar de ser un promotor de la fuga de capitales, el petro puede ser un absorbedor de “capitales en fuga”, siempre y cuando, y esto es fundamental, se sea competitivo para la generación de confianza en la paridad que se estime. No puede haber una tasa bolívar/petro, una tasa Dicom, y otra tasa preferencial. El país puede estar a la vuelta de la esquina de una solución estructural del problema económico si la comercialización de esta moneda es abierta, transparente y competitiva en su paridad. De lo contrario, nos seguiremos dando esquinazos.

Por último, creo que es un tema apasionante entender cómo estas nuevas monedas pueden afectar las desigualdades. En nuestro caso, dada la vocación proteccionista que tiene nuestro Estado y la modalidad de generación de la moneda, estoy seguro que a través de algunas de las política